La Naturaleza como espejo. Alba Moreno & Eva Grau en Isabel Hurley
Versión ampliada de la crítica publicada en diario SUR (07/01/2016)
Alba Moreno y Eva Grau siguen construyendo su poética gracias a la suma de metáforas acerca de la convivencia y el diálogo. Muchas estaban latentes en la Naturaleza, en espera de sus miradas
Juan Francisco Rueda
Alba Moreno & Eva Grau. ‘The Distance in Between’
La exposición: 3 obras la componen, pero todas ellas son instalaciones, varias con un gran componente ambiental (‘environment’), por lo que crean atmósferas que se apoderan del espacio. Las 3 instalaciones evidencian la multiplicidad de disciplinas y soportes que emplean estas artistas: instalación fotográfica (fotografías sobre metacrilato que en algunos casos se superponen), vídeo cuya proyección sobre pantalla se refleja en una lámina de vidrio sobre el suelo, así como los derredores de ‘lo escultórico’ con dos postes metálicos que intercambian mensajes mediante luces. Lugar: Galería Isabel Hurley. Paseo de Reding, 39 bajo, Málaga. Fecha: hasta el 21 de enero. Horario: de martes a jueves, de 11.00 a 13.30 h. y de 17.30 a 20.30 h.; viernes, de 11.00 a 14.00 h. y de 18.00 a 21.00 h.; y sábados, de 11.00 a 14.00 h.).
Al recorrer la exposición de Alba Moreno y Eva Grau (1985 y 1989, Málaga) el que esto escribe siente una sensación familiar. Las tres instalaciones con las que solventan este proyecto, primero en solitario en una galería, refrendan el universo de esta pareja artística conformada en 2014 y que, con anterioridad a ésta, había desarrollado dos exposiciones individuales (Centro Cultural Provincial y Casa Sostoa, 2014 y 2016 respectivamente). No es poco esto, fraguar, en tan corto espacio de tiempo, un corpus de obras reconocibles como propias y un conjunto de imágenes que participen inequívocamente de las alegorías que vienen construyendo. Esto es situarse cerca de una de las aspiraciones de todo artista: poseer coherencia y tener un ‘sello’. En definitiva, ir cincelando una poética personal e intransferible, tanto como seguir reformulando su mundo gracias a mantener los asuntos y metáforas explorados mediante nuevas herramientas e imágenes y –lo que es aún más importante- a través de nuevas vivencias. Y es que, el trabajo de ambas se nutre de esa componente (co)vivencial. No en vano, sus obras son un transparentar su condición como pareja, con sus retos, dificultades y logros..
Desde que se franquea la entrada de la galería se percibe el carácter ambiental que persiguen Moreno y Grau en cada proyecto, carácter que busca crear una atmósfera de recogimiento y que las piezas no sólo estén en el espacio, también que lo tomen e interactúen con él. La continua alusión a la Naturaleza es otro rasgo que caracteriza el trabajo de ambas. Tanto como la presencia medular de la luz y de lo dual y dialéctico.
Esa sensación familiar mencionada adquiere una dimensión especial ante ‘The Old World is Burning’, la instalación fotográfica que cierra la exposición. Al recorrer las múltiples fotografías que la componen resulta imposible no recordar la exposición ‘Huellan/Ellos’ (CCP, 2014), la primera en la que estas artistas hacían confluir sus caminos. Algunas de esas imágenes de una Naturaleza radical en la que se concentran los extremos (valles y montanas, oquedades y cimas, lava e hielo), tomadas en Islandia, hacen rememorar obras que pudieron verse entonces, como ‘Planeta’ o ‘Cavar un agujero es construir una montaña’, así como alguna fotografía del proyecto ‘Never to Be Forgotten’. Esa sensación de agitación de la memoria que el espectador puede sentir ante esos escenarios que evocan su trabajo inicial, puede ser una sensación próxima aunque ínfima respecto a la que estas artistas pudieron sentir ante el desvelamiento de esos accidentes naturales. Es decir, unas creadoras que basan su trabajo en la ideación y ‘localización’ de metáforas acerca de la convivencia y el diálogo, en un viaje a Islandia –viaje de autoexploración y auto-indagación- encuentran que esas metáforas ideadas existían. Esos hallazgos podrían estar cerca de lo que se conoce como serendipia, una especie de encuentro fortuito de algo relevante y que, en su caso, ya había sido explorado; casi que un momento de revelación al descubrir que las metáforas que ellas habían creado jugando con lo natural estaban en la Naturaleza, latentes, esperando a que alguien las dotara de sentido. También nos obliga a pensar en un carácter arqueológico. Frente a esas obras que son escenarios de gran simbolismo, no podemos evitar ‘desenterrar’ otras anteriores. Quizá ello se deba a que Moreno y Grau parecen articular su trabajo mediante «metáforas obsesivas», metáforas que las comprometen. Sin embargo, ese compromiso, ese registro personal o autobiográfico se expande. En ellas podemos proyectar nuestras propias situaciones y comportamientos cotidianos: la convivencia y la relación con los demás y especialmente con otro interlocutor, la comunicación y el diálogo que se deriva de ello, tendente en ocasiones al consenso y otras al disentimiento.
‘The Old World is Burning’, la instalación fotográfica está cargada de tensiones y extremos; algunos de ellos, de hecho, aparecen en un texto que, cifrado en Morse, se ‘enuncia’ en otra de sus obras presentes en esta exposición (‘The Inner Room’). No en vano, no deja de ser una contundente serie sobre los estados de la materia: el hielo, el fuego y la lava o el vapor de agua, a las que se unen el día y la noche o la sombra y la luz. Suman otra nueva metáfora vivencial, fiel al recurso de la temperatura (sensación de calor y frío) que sistemáticamente han trasladado a su obra; sensaciones ligadas a las maneras de manifestarse del ser humano y también a la necesidad del otro (calor, ser arropados). Ellas aparecen recortadas o a contraluz, quizás como metáfora de la dificultad del equilibrio, ante muchos de esos fenómenos, ante una Naturaleza que se muestra sublime mediante todo su poder.
La instalación principal es la que se halla en el espacio central de la galería: ‘Return Forever’. De nuevo, la Naturaleza aparece como ilimitada cantera de la que proceden imágenes que, con la justa intervención de las artistas, se sobredimensionan y adquieren un sentido alegórico. Una catarata conformada por dos afluentes que se unen en la caída y vienen a desembocar en un mismo lugar parecía permanecer latente a la espera de que las artistas la dotaran de sentido y, al participar de un discurso, adquiriera una proyección vivencial y autobiográfica. Dos cursos, tal vez con recorridos muy distintos, vienen a converger y a mezclar sus caudales hasta convertirse en uno. En primera instancia es una metáfora de la propia pareja artística, de la condición ‘en singular’ que aceptan en el arte y en la vida a pesar de la dualidad. Pero, indudablemente, queda abierta a que cada uno de nosotros nos reconozcamos en esa especie de enseñanza de vida en la que parece convertirse la cascada. La Naturaleza emerge para las artistas como un espejo presto a devolverles una alegoría. Y ese espejo que localizan, que toma simbolismo por su condición como pareja, es puesto a nuestra disposición. Este sentido se amplifica al situar bajo la pantalla sobre la que se proyecta la catarata un vidrio negro. Haciendo uso de uno de los recursos predilectos de Moreno y Grau, el reflejo, la cascada se duplica produciendo una suerte de eterno retorno, de ciclo de la vida.
También en ese ámbito de la dualidad y de la comunicación se adentra ‘The Inner Room’, conformada por dos vástagos metálicos que intercambian mensajes cifrados en código Morse a través de la luz -casi que un manifiesto vital y creativo-. Esta obra, nuevamente, nos sitúa en ese ámbito de diálogo que las autoras consideran fundamental de la convivencia y del trabajo. En muchas ocasiones nos encontramos ante la imposibilidad de contar el trabajo de Moreno y Grau sin remitirnos a su condición de pareja. Y es que su obra parece transparentar esa condición, ese diálogo sostenido, ese trasvase de ideas, ese encuentro e intercambio de experiencias. Tanto que podríamos decir que ambas ‘transparentan’ a través de metáforas el proceso creativo y vivencial. De hecho, como ocurre con esta exposición, la enunciación de la dualidad siempre ha aparecido en sus proyectos, como en ‘Géminis’, el que desarrollaron para los Encuentros de Arte de Genalguacil y que consistía en dos paralelepípedos verticales que reflejaban imágenes y la luz. ‘The Inner Room’ es una pieza tremendamente fría y aséptica –el metal no es gratuito, siempre es usado por Moreno y Grau con un fin sinestésico, en alusión a la temperatura-, pero, al mismo tiempo, es profundamente espiritual. La comunicación, el diálogo, la unión, la conexión pasan a ser algo inaprensible y etéreo, ajeno a lo material, como la luz.